A comienzos del siglo XX la electricidad comenzaba a llegar a los hogares de algunos de los países más avanzados del mundo. Lo hacía con el objetivo de iluminar las casas cuando se había ocultado el sol, por lo que el servicio de sólo se activaba por las noches. Por el día no existía esa necesidad de que los enchufes funcionaran de manera general, al no haber electrodomésticos ni otros aparatos en las casas que utilizar. Pero el invento de la plancha y la popularización de la electricidad tuvieron una relación curiosa.
Como otras veces, era un problema circular, una pescadilla que se muerde la cola, como se suele decir. Como no había electricidad durante el día, no se vendían electrodomésticos ya que sólo se podían utilizar de noche y a esas horas muchos era inútiles. Y como no se vendían electrodomésticos, no había demanda de electricidad que llevara a las empresas energéticas a ofrecer su servicio durante las 24 horas.
El invento de la plancha y la popularización de la electricidad hizo que en lugar de haber electricidad sólo por las noches se ofreciera 24 horas
En ese contexto entró en juego Earl H. Richardson, que en esos primeros años del siglo XX se dedicaba a revisar los contadores de la luz para la Ontario Electric Company, en Canadá. Este tipo había nacido en 1871 en Wisconsin, y en sus visitas casa las a casas para ver esos contadores conversaba con las amas de casa. Estas fueron las que le transmitieron su frustración con las planchas de ropa que existían. Se quejaban de que eran pesadas y sólo podían utilizarlas por la noche, cuando había electricidad en las casas.
Richardson cogió el guante y trabajó en mejorar el diseño de las planchas, para hacerlas más ligeras. Luego, se empeñó en resolver el segundo problema, el del suministro eléctrico. Se reunió con algunas empresas y les propuso servir su energía a las casas durante todo el día, a los que los directivos se mostraron reticentes.
Para salvar esas reticencias y comprobar si había mercado, acordaron finalmente extender el suministro a 24 horas durante un único día a la semana. Con esa prueba podían medir el consumo de los hogares en las horas de luz y por lo tanto calcular el potencial beneficio para las empresas eléctricas. El día elegido fue el martes y el resultado fue lo suficientemente bueno como para que se instaura la costumbre de dar servicio eléctrico durante todas las horas del día. Por cierto, se eligió el martes porque el lunes solía ser el día típico para hacer la colada.
Richardson al final hizo un magnífico negocio con sus planchas eléctricas
Salvada esa barrera, Richardson saltó al mundo de los negocios con su nuevo diseño de planchas, que además siguió mejorando. Creó su empresa, Pacific Electric Heating Company, en 1906, y le dio el nombre de Hotpoint a su producto. En 1912 la empresa cambió su nombre a Hotpoint Electric Heating Company. Más tarde, en 1918, se fusionó con Hughes Electric Heating Company y parte de General Electric para formar la Edison Electric Appliance Company, que acabaría en manos del gigante General Electric. Esto último ocurrió en 1931, tres años antes del fallecimiento de Richardson. Para entonces ya era un empresario de éxito.
En los años 20 las planchas eléctricas comenzaron a venderse masivamente y a estar en todas las casas que disponían de un poder económico suficiente y, por supuesto, de electricidad. Como es de esperar, las planchas hicieron que se popularizaran más aparatos eléctricos, ahora que se podían utilizar a cualquiera hora del día.
Por todo esto en ocasiones se dice que Richardson fue el inventor de la plancha eléctrica, aunque como suele ocurrir al final fue un camino constante de ideas en el que se fue mejorando el producto paso a paso. De hecho, en 1882, el estadounidense Henry W Seely ya había patentado en Nueva York una plancha eléctrica. También es cierto que Richardson, además de la plancha, tuvo que ver en el invento y evolución de los hornos domésticos, las aspiradoras o las tostadoras.
Esta historia me ha recordado un poco a la historia del estropajo.
Fuente de la imagen: Hotpoint
Publicado en Curistoria bajo el título: El invento de la plancha y la popularización de la electricidad.