La cinta americana, a la que los estadounidenses llaman duct tape, fue un invento que surgió en la Segunda Guerra Mundial, como otros muchos. Entre sus características está que es muy resistente a la presión o a que tiren de ella, pero en cambio es fácil de cortar con las manos. Su historia es curiosa, porque es el invento de una madre en la Segunda Guerra Mundial, que acabó salvando el Apolo 13.
Distintos productos similares a la cinta americana ya existían desde comienzos del siglo XX. El empujón definitivo se produjo durante la Segunda Guerra Mundial, cuando una trabajadora de una fábrica pensó que un material con las virtudes que hemos comentado les sería útil a los soldados. Es decir, una cita adhesiva fuerte y aislante, pero que se pudiera romper rápidamente y con facilidad cuando así se requería, y utilizando tan solo las manos.
El invento de una madre en la Segunda Guerra Mundial, que acabó salvando el Apolo 13, gracias a que escribió una carta a Rooselvelt
Esta trabajadora, que se llamaba Vesta Stoudt, pensaba especialmente en las cajas de municiones, cuyo sellado hacía que fuera un poco complicado abrirlas. Y la señora Stoudt, que tenía entonces poco más de cincuenta años, se preocupaba por los pobres chicos del frente, a los que abrir rápido una caja con munición podía salvar la vida. La fábrica en la que trabajaba hacía justo eso, empaquetar munición.
Les propuso su idea a los responsables de la fábrica, pero no hicieron demasiado caso. Esto no hizo desistir a Stoudt, que en febrero de 1943 escribió una carta al presidente Roosevelt exponiéndole su solución, e incluyendo diagramas explicativos. El presidente aprobó la idea y la envió a la Oficina de Producción de Guerra, que la puso en marcha.
En marzo de ese mismo año, menos de dos meses después de enviar la carta, la señora Stoudt recibió la respuesta que le comunicaba que podía estar orgullosa de su idea y que había sido aceptada. Se había encargado a la empresa Johnson & Johnson el desarrollo de ese material fuerte, flexible e impermeable, pero fácil de romper con las manos. Revolite, una división de Johnson & Johnson, tenía ya experiencia en productos similares utilizados en el mundo de la sanidad, así que no tardaron en tenerlo listo.
Houston, tenemos cinta americana
Imaginen la satisfacción de Stoudt, sabiendo además que dos de sus ocho hijos estaban sirviendo en el ejército y que, quizás, podrían beneficiarse de la inquietud de su madre por mejorar las cosas. Nuestra protagonista vivió para ver la gran utilidad de su idea, ya que falleció más de veinte años después de la guerra, el 9 de mayo de 1966.
No vivió, en cambio, lo suficiente como para ver otro momento estelar, nunca mejor dicho, de su invento. Según parece, todas las misiones espaciales de la NASA, desde el proyecto Gemini, que se puso en marcha a mediados de los años 60, han llevado cinta americana a bordo.
Así, cuando el 14 de abril de 1970 el astronauta Swigert dijo aquella mítica frase de “Houston, we’ve had a problem here”, (algo como Houston, hemos tenido un problema), entre sus herramientas allá arriba había una cinta americana. Una explosión dejó el suministro de oxígeno del Apolo 13 en mínimos, y tuvieron que utilizar para escapar el módulo lunar como bote salvavidas, por decirlo de algún modo. Pero eso no era fácil de hacer.
Por cierto, ya les conté que Swigert pasó un mal rato porque no presentó sus impuestos antes de ir al espacio. Era un astronauta de reserva y al final vivió una aventura épica, aunque peligrosísima.
Con cinta americana los ingenieros de la NASA se sentían como en el garage de casa
En la situación crítica a la que se enfrentaba la tripulación del Apolo 13, tenían unos cuantos obstáculos que solventar. Entre ellos, adaptar los filtros de dióxido de carbono del módulo principal para poder utilizarlos en el módulo lunar. Los filtros eran cuadrados y el lugar donde debían encajarlos en el módulo lunar era redondo.
Desde la Tierra, Ed Smylie, lideraba al equipo de ingenieros de la NASA que ayudaban a solventar la situación. Entre otras cosas, estos tuvieron la idea de adaptar los filtros de un módulo al otro, algo imprescindible. Se dice que cuando Smylie confirmó que los astronautas del Apolo tenían a bordo cinta americana, pensó que el problema tenía solución. Disponer de algo tan sencillo pera tan útil a mano era “como sentirse en casa”, aunque en realidad el Apolo 13 estuviera en el espacio.
Por supuesto, utilizaron cinta americana para ajustar los filtros y evitar escapes. Así estos cumplieron con su función en el módulo lunar y los tres astronautas del Apolo 13 pudieron salvarse a bordo de él. Es más, la imagen del inicio es de la misión Apolo 17 que, como vemos, también recurrió a la cinta americana.
En definitiva, fue el invento de una señora preocupada por sus hijos y por el resto de militares mientras trabajaba en una fábrica, lo que ayudó a traer de vuelta a la Tierra a tres astronautas. Y todo porque se podía cortar con las manos.
Fuente de las fotos: Find a grave.
Publicado en Curistoria bajo el título: El invento de una madre en la Segunda Guerra Mundial, que acabó salvando el Apolo 13.
Tiene toda la pinta :))
Me preguntó si llegó a recibir algun tipo de royalties por su invento.